El Modelo Shingo: Excelencia operacional y su aplicación en Lean IT

El Modelo de Excelencia Shingo proporciona una ruta sostenible hacia la excelencia operacional, fundamentada en principios que se instauran en cada organización para lograr resultados superiores.

LEANLEAN IT

Instituto Agile

10/18/202517 min read

a factory filled with lots of orange machines
a factory filled with lots of orange machines

El Modelo de Excelencia Shingo proporciona una ruta sostenible hacia la excelencia operacional, fundamentada en principios que se instauran en cada organización para lograr resultados superiores. En lugar de recurrir a técnicas, metodologías o herramientas de forma aislada, este modelo sienta primero las bases necesarias para que la excelencia sea sostenible en el tiempo.

El modelo Shingo surgió de la necesidad de plasmar de forma visual los principios y elementos vitales para desarrollar la excelencia operativa en las organizaciones. Se trata de un modelo de carácter predictivo que guía a las empresas y a las personas en su camino hacia la excelencia. Fue desarrollado por el Instituto Shingo, basándose en las enseñanzas del Dr. Shigeo Shingo, y fue enriquecido con la experiencia de cientos de empresas de clase mundial en la implementación de la excelencia operativa.

El modelo Shingo se apoya en tres revelaciones clave, formuladas a lo largo de años de práctica en las mejores empresas del mundo:

  • Los resultados ideales requieren comportamientos ideales.

  • Las creencias y los sistemas impulsan el comportamiento.

  • Los principios nos conducen a un comportamiento ideal.

Para comprender mejor estas revelaciones, conviene verlas como una secuencia que construye un ideal: los resultados ideales (es decir, aquellos alineados, excelentes y perdurables en el tiempo) requieren comportamientos ideales. Una organización o individuo desarrollará comportamientos ideales en la medida en que tenga un objetivo definido y sistemas diseñados para trabajar de forma consistente hacia ese objetivo. Por último, la dirección y el impulso para mantener esos comportamientos ideales se encuentran en los principios o valores internos. En este contexto, los principios son más poderosos que las reglas dentro de la organización.

LOS 10 PRINCIPIOS DEL MODELO SHINGO
  1. Respeto a cada individuo.

  2. Liderar con humildad.

  3. Buscar la perfección.

  4. Asegurar la calidad en la fuente.

  5. Mejorar el flujo y el sistema.

  6. Abrazar el pensamiento científico.

  7. Enfocarse en el proceso.

  8. Pensar sistémicamente.

  9. Crear constancia de propósito.

  10. Crear valor para el cliente.

La implementación del modelo Shingo es un viaje transformador que, paso a paso, revela y fortalece las buenas prácticas en todos los niveles de la organización. Al adoptar estos principios y alinear los sistemas con ellos, la empresa construye una cultura de excelencia operativa sostenible y orientada a la mejora continua, logrando resultados duraderos.

En este artículo exploraremos a fondo el Modelo Shingo, abarcando su historia, principios fundamentales y pilares (especialmente los principios guía del comportamiento organizacional), ejemplos de aplicación en empresas, sus beneficios para la excelencia operacional, y su relevancia en entornos Lean IT. El objetivo es brindar una explicación clara y completa de cómo este modelo impulsa la mejora continua y cómo puede aplicarse en el mundo de las tecnologías de la información de manera Lean.

HISTORIA Y ORIGEN DEL MODELO SHINGO

El Modelo Shingo debe su nombre a Shigeo Shingo (1909-1990), un destacado ingeniero industrial japonés reconocido por sus contribuciones al Sistema de Producción Toyota y a las prácticas de manufactura esbelta (Lean). A lo largo de su carrera, Shingo desarrolló conceptos como el SMED (Single Minute Exchange of Die) para reducir drásticamente tiempos de cambio en máquinas, promovió la idea de “calidad en la fuente” y abogó por eliminar inventarios.

En reconocimiento a su legado, en 1988 se estableció en la Universidad Estatal de Utah el Premio Shingo a la Excelencia Operacional, originalmente enfocado en manufactura. Desde entonces, cada año este premio, conocido extraoficialmente como el “Nobel de la Manufactura”, ha distinguido a empresas de todo el mundo que logran un estatus de excelencia operacional de clase. El desarrollo del Modelo Shingo fue impulsado por la necesidad de plasmar visualmente los principios y elementos clave de la excelencia operacional identificados por Shingo, ofreciendo a los líderes un marco claro para impulsar la mejora continua en sus organizaciones.

El Shingo Institute, institución que administra el premio y difunde el modelo, consolidó las enseñanzas de Shingo en un modelo estructurado para ayudar a las organizaciones a ir más allá de la mera aplicación de herramientas lean, enfocándose en principios que sustentan una cultura de mejora. Así, el Modelo Shingo se definió no como un nuevo programa o herramienta aislada, sino como un sistema integrado de pensamiento. No pretende reemplazar otras iniciativas, sino darles coherencia: provee una estructura para anclar todas las iniciativas de mejora continua en los principios fundamentales y así cerrar brechas hacia la excelencia.

PRINCIPIOS FUNDAMENTALES Y PILARES DE MODELO SHINGO

El Modelo Shingo se compone de 10 principios rectores que sirven de base para construir una cultura organizacional de excelencia. Estos principios guía se agrupan en tres dimensiones o pilares fundamentales , reflejando diferentes aspectos necesarios para la excelencia: habilitadores culturales, mejora continua y alineación empresarial.

Cada principio está enfocado en guiar el comportamiento organizacional ideal, de tal forma que las acciones diarias de todos en la empresa estén alineadas con la excelencia. Antes de detallar los principios, es importante destacar tres ideas clave del modelo: las “Tres Perspectivas de la Excelencia Organizacional” según Shingo, que explican la lógica detrás de ellos:

  1. Resultados ideales requieren comportamientos ideales: Los resultados que obtiene una organización son, en última instancia, consecuencia del comportamiento de sus miembros. Para lograr resultados ideales, los líderes deben cultivar una cultura donde se espera y practica un comportamiento ideal en cada nivel. En otras palabras, la excelencia en los resultados comienza por la excelencia en las conductas diarias.

  2. El propósito y los sistemas impulsan el comportamiento: Las creencias, la razón de ser de la organización (propósito) y los sistemas de trabajo tienen una influencia enorme en cómo se comportan las personas. Con frecuencia, los sistemas están diseñados solo para lograr un resultado (KPI) sin considerar el comportamiento que inducen. El Modelo Shingo enfatiza que los sistemas bien diseñados, alineados con un propósito claro, deben fomentar los comportamientos deseados. Si los sistemas actuales no lo logran, es necesario ajustarlos para que apoyen los valores y comportamientos ideales buscados.

  3. Los principios informan el comportamiento ideal: Detrás de cada resultado y conducta hay principios universales. Entender profundamente estos principios permite a las personas comprender el “por qué” de cada práctica y comportamiento. Al internalizar principios, los individuos pueden alinear mejor su comportamiento con resultados ideales, y los líderes pueden diseñar sistemas congruentes con esos principios.

Teniendo claras estas perspectivas, veamos cuáles son los 10 Principios rectores del Modelo Shingo y cómo se agrupan en los pilares mencionados:

  • Habilitadores culturales: Son los principios que sientan las bases de una cultura organizativa sólida.

    • 1. Liderar con humildad: Los grandes líderes demuestran humildad. Implica estar dispuesto a escuchar, aprender de otros y admitir que siempre hay oportunidad de mejora. La humildad del liderazgo habilita el aprendizaje continuo: cuando un líder busca activamente retroalimentación y reconoce que no lo sabe todo, crea un ambiente de respeto y confianza donde los empleados se sienten valorados para contribuir.

      En última instancia, la humildad abre la puerta a la mejora, pues solo quien es humilde reconoce problemas y considera nuevas ideas.

    • 2. Respetar a cada individuo: Este principio establece que todas las personas merecen respeto, desde los colaboradores internos hasta clientes, proveedores y la comunidad. Significa reconocer el valor y potencial de cada individuo. En la práctica, se traduce en fomentar la participación de todos en la mejora, invertir en su desarrollo y escuchar sus ideas. Cuando la gente se siente respetada, aporta no solo sus manos sino también su mente y corazón en el trabajo.

      Una cultura de respeto genera empleados comprometidos y empoderados para resolver problemas.

  • Principios de mejora continua: Dirigen cómo la organización mejora procesos y crea valor de forma incesante.

    • 3. Centrarse en el proceso: Los resultados son consecuencia de procesos. Este principio enfatiza que ante un problema o un desempeño deficiente, se debe analizar y mejorar el proceso, en lugar de culpar a las personas. Incluso gente excelente no puede lograr resultados ideales consistentemente con procesos pobres. Por eso, la cultura Shingo busca alejar la culpa y reemplazarla con un enfoque sistémico: si ocurre un error o falla, se pregunta “¿qué en el proceso permitió esto?” y se corrige la causa raíz en el flujo de trabajo. Al asegurar que los procesos estén bien diseñados, se crean condiciones donde las personas puedan rendir al máximo.

    • 4. Adoptar el pensamiento científico: La mejora continua requiere una actitud experimental. Innovación y mejora son consecuencia de ciclos repetidos de experimentación, observación y aprendizaje . Este principio instaura el método científico (planificar, probar, observar resultados, ajustar) como forma de trabajo cotidiana. Se fomenta que los equipos prueben nuevas ideas en pequeño escala, aprendan de los errores (en lugar de penalizarlos) y utilicen técnicas estructuradas de resolución de problemas. Una organización que piensa científicamente se vuelve más ágil e innovadora, porque constantemente está probando y aprendiendo qué funciona mejor.

    • 5. Fluir y jalar el valor (Flow & Pull): Para maximizar el valor al cliente, este principio busca crear un flujo continuo de valor en respuesta a la demanda real del cliente. “Flujo” significa que el trabajo debe moverse sin interrupciones ni desperdicios desde que inicia hasta que entrega valor; “jalar” (pull) implica que la producción o el trabajo se hacen solo cuando hay una necesidad del cliente, evitando sobreproducción. Cualquier cosa que interrumpa el flujo continuo de valor o que genere más de lo requerido se considera desperdicio. En términos prácticos, este principio lleva a reducir colas y esperas, a sincronizar las etapas del proceso y a establecer sistemas donde la demanda del cliente “dispara” la actividad (en vez de empujar productos/servicios no solicitados). El resultado es entregar rápidamente lo que el cliente necesita, sin exceso de inventarios o retrabajos.

    • 6. Garantizar la calidad en el origen: También conocido como “calidad en la fuente” o “hacerlo bien a la primera”. Significa que cada paso del proceso debe asegurar calidad, de forma que los errores se detecten y corrijan en el momento y lugar en que ocurren, no más adelante. En la práctica, este principio se refleja en implementar mecanismos de poka-yoke (a prueba de errores), inspección en el punto de ejecución, pruebas automatizadas integradas, etc., de modo que los defectos no avancen río abajo. El objetivo es que la única inspección necesaria sea la del propio proceso bien hecho. Al garantizar calidad en el origen, se evitan retrabajos, se disminuyen costos de falla y se construye confianza en los procesos.

    • 7. Buscar la perfección: Aunque la perfección absoluta es inalcanzable, la búsqueda constante de la perfección crea una cultura de mejora continua y una mentalidad de que siempre es posible progresar. Este principio invita a nunca conformarse con “suficientemente bueno”, sino a elevar continuamente los estándares. Implica eliminar de raíz las soluciones temporales o parches, y reemplazarlas por mejoras duraderas.

      También promueve simplificar procesos, eliminar complejidad innecesaria y reducir variabilidad. “Buscar la perfección” se relaciona con Kaizen: cada día hacer mejoras pequeñas que acumulativamente llevan a grandes logros. La organización, en todos sus niveles, permanece “siempre insatisfecha (positivamente) con el estado actual”, lo que previene caer en la complacencia y mantiene a la empresa competitiva.

  • Principios de alineación empresarial: Orientan a que la empresa entera esté cohesionada en propósito, pensamiento sistémico y enfoque al cliente.

    • 8. Crear constancia de propósito: Tomado del famoso enfoque de W. Edwards Deming, este principio subraya la importancia de tener claridad inquebrantable de la misión y dirección a largo plazo de la organización. Todos deben entender por qué existe la empresa, hacia dónde se dirige y cómo planea llegar allí. Esa constancia de propósito permite alinear las decisiones y acciones diarias con los objetivos estratégicos de la organización. Cuando hay constancia (y consistencia) de propósito, los colaboradores pueden innovar y tomar riesgos con confianza, porque comprenden el marco general en que operan. Este principio evita la deriva organizacional y los bandazos ante modas pasajeras, manteniendo a la empresa enfocada en su visión de largo plazo.

    • 9. Pensar de forma sistémica: La organización debe ser entendida como un sistema interconectado más que como silos independientes. “Pensar sistémicamente” implica reconocer cómo las distintas partes (departamentos, procesos, personas) interactúan y dependen entre sí, de modo que las mejoras se realicen considerando el impacto en el conjunto. Se busca optimizar el todo y no las partes aisladas. Este principio derriba barreras internas: promueve compartir información, alinear objetivos de cada área con los globales, y eliminar obstáculos que impiden el flujo de ideas y productos a lo largo del sistema. El resultado es una organización más coherente, ágil y capaz de resolver problemas de raíz al entender causas sistémicas.

    • 10. Crear valor para el cliente: Finalmente, todo modelo de excelencia debe orientarse al cliente. Este principio afirma que el valor lo define el cliente – es valioso aquello que el cliente desea y está dispuesto a pagar. Las organizaciones que no entregan valor efectivo y eficiente al cliente no pueden sostenerse en el largo plazo. Por lo tanto, cada iniciativa de mejora y cada indicador debe vincularse con la creación de valor para el cliente. “Crear valor para el cliente” guía a eliminar actividades que no agregan valor, a entender profundamente las necesidades y expectativas de los clientes, y a alinear las métricas corporativas con la satisfacción del cliente. Este principio cierra el círculo: los resultados financieros y operativos excelentes provienen de deleitar al cliente con calidad, costo y servicio superiores. En el Modelo Shingo, el enfoque en el cliente es el criterio último para evaluar el éxito de cualquier proceso o sistema.

Estos diez principios rectores son el corazón del Modelo Shingo. Cabe destacar que, si bien se presentan por separado, operan de forma interdependiente. Juntos, construyen la cultura de excelencia: los Habilitadores Culturales crean el entorno de confianza y respeto necesario, los principios de Mejora Continua proveen la metodología para mejorar día a día, y los de Alineación Empresarial aseguran que todos remen en la misma dirección (con visión sistémica, propósito claro y enfoque al cliente). La implementación efectiva de estos principios moldea los comportamientos organizacionales en todos los niveles.

Imagen: El Modelo Shingo suele representarse visualmente como un “diamante” o casa de la excelencia, en cuyos vértices aparecen Principios, Sistemas, Herramientas y Resultados, con la Cultura al centro. Esta imagen resalta que los principios deben guiar el diseño de los sistemas (procesos, estructuras) y la selección de herramientas (métodos Lean, técnicas, tecnologías), lo que a su vez produce resultados excelentes; dichos resultados refuerzan la cultura y cierran el ciclo de mejora. Muchas organizaciones caen en la trampa de obsesionarse con herramientas específicas (por ejemplo, 5S, Kanban, Scrum) sin entender el porqué detrás de ellas. El Modelo Shingo advierte que las herramientas responden al “cómo” pero no al “por qué”, y por ello deben estar subordinadas a principios atemporales. Así se evita una implantación superficial de lean enfocada solo en métricas o proyectos aislados y se logra una transformación cultural profunda basada en principios sólidos.

BENEFICIOS DEL MODELO SHINGO PARA LA EXCELENCIA OPERACIONAL

Adoptar el Modelo Shingo conlleva numerosos beneficios tangibles e intangibles en la búsqueda de la excelencia operacional. Entre los principales se destacan:

  • Cultura sólida y sostenibilidad a largo plazo: Quizá el aporte más significativo del modelo es construir una cultura organizacional fuerte, donde la mejora continua no depende de esfuerzos aislados sino que está arraigada en la forma de pensar y actuar de todos. Esto garantiza que los logros se sostengan en el tiempo. Organizaciones que operan bajo principios Shingo tienden a ser más resilientes ante crisis y cambios, ya que su cultura les permite adaptarse sin perder el norte, gracias a la constancia de propósito y mantener a su gente motivada y empoderada, gracias al respeto y la humildad en el liderazgo. Como advierte el Shingo Institute, la excelencia solo perdura si nunca se abandona la búsqueda de la mejora; cualquier pausa en mejorar llevará inevitablemente al declive. Por ello, el modelo inculca una “inconformidad positiva” permanente que evita la complacencia y empuja a la organización hacia adelante.

  • Resultados operativos “de clase mundial”: La aplicación rigurosa de los principios Shingo suele traducirse en métricas sobresalientes en calidad, costos, entrega y seguridad. Por ejemplo, empresas Shingo típicamente reportan reducción de defectos y retrabajos, gracias a calidad en la fuente y enfoque científico en causas raíz, reducción de tiempos de ciclo y plazos de entrega más cortos, gracias al flujo continuo y eliminación de desperdicios, mayor productividad al simplificar procesos y minimizar variabilidad, y mejoras en seguridad laboral porque una cultura de respeto cuida a las personas y elimina prácticas de riesgo.

  • Compromiso y desarrollo del talento humano: Al poner a las personas en el centro, a través del respeto por cada individuo, liderazgo humilde), el Modelo Shingo genera mayor compromiso de los empleados. Las personas sienten orgullo de pertenecer a una cultura donde sus ideas cuentan, donde pueden crecer y donde no son culpados por errores honestos sino alentados a aprender. Esto reduce la rotación de personal y eleva la moral. Además, al practicar principios como pensamiento científico y enfoque en procesos, los colaboradores desarrollan habilidades de resolución de problemas, trabajo en equipo y pensamiento sistémico. En esencia, la organización se convierte en una “escuela” continua, aumentando las competencias de su gente. El beneficio es mutuo: empleados más capaces y comprometidos impulsan aún más la mejora, en un ciclo virtuoso.

  • Coherencia estratégica y agilidad: La dimensión de Alineación Empresarial aporta el beneficio de que toda la empresa trabaja hacia objetivos comunes claros. La “constancia de propósito” y “pensar sistémicamente” eliminan esfuerzos contraproducentes o aislados, asegurando que los recursos se enfoquen donde agregan valor. Esto mejora la ejecución de la estrategia y evita desperdicios estratégicos (proyectos que no contribuyen a la misión). Al mismo tiempo, una cultura así es más ágil: cuando surge un cambio de mercado o tecnológico, los equipos acostumbrados a colaborar y con mentalidad de mejora pueden realinearse rápidamente, innovar y ajustar procesos sin perder eficacia. En palabras de los impulsores del modelo, las empresas Shingo desafían paradigmas tradicionales y transicionan con confianza hacia estados futuros mejores basados en principios lean probados. En un entorno de negocios volátil, esa agilidad estratégica fundamentada en principios es una ventaja enorme.

  • Integración de iniciativas de mejora y calidad: Muchas organizaciones tienen múltiples programas (Lean, Six Sigma, ISO 9001, TPM, etc.). El Modelo Shingo ofrece un marco unificador: los principios sirven de puente para integrar todas esas iniciativas bajo una sola cultura. Cada herramienta se aplica con propósito claro, con el porqué definido por un principio, aumentando la efectividad de los programas y obteniendo retornos mayores sobre los esfuerzos de mejora. En suma, el modelo maximiza el valor de las iniciativas de excelencia operacional existentes al conectarlas con una filosofía cohesiva.

En conjunto, estos beneficios posicionan al Modelo Shingo como un pilar para alcanzar la excelencia operacional de manera integral. No se trata solo de mejoras aisladas en indicadores, sino de transformar la organización para que logre excelencia en resultados de forma consistente y sostenible. Es por ello que el Premio Shingo se enfoca en evaluar la cultura y los principios en acción: porque sabe que son el mecanismo para lograr y mantener los resultados excepcionales. En última instancia, organizaciones que abrazan el Modelo Shingo reportan no solo mejores números, sino también un mejor lugar para trabajar, mayor confianza de sus clientes y una reputación de excelencia en su industria.

RELEVANCIA Y APLICACIÓN DEL MODELO SHINGO EN IT

Hasta ahora, podría parecer que el Modelo Shingo aplica principalmente a entornos de manufactura o empresas industriales. Sin embargo, sus principios son universales y cobran una relevancia especial en el mundo de la tecnología y la informática (Lean IT y DevOps). Lean IT se refiere a la aplicación de los principios y prácticas Lean en servicios de TI, desarrollo de software y operaciones tecnológicas, buscando eliminar desperdicios, optimizar flujos de trabajo y mejorar continuamente la entrega de valor al cliente (ya sea un usuario final o el negocio). En estos entornos, donde la rapidez, la calidad del software y la alineación con las necesidades del negocio son cruciales, el Modelo Shingo ofrece un marco cultural y de gestión sumamente valioso. Veamos cómo se traducen algunos de sus elementos en contextos de TI:

  • Cultura de confianza, colaboración y seguridad psicológica: Las organizaciones de TI de alto desempeño enfatizan la importancia de una cultura donde los equipos se sientan seguros para experimentar, aprender de fallos y colaborar abiertamente. Esto está directamente alineado con los Habilitadores Culturales del Modelo Shingo. Principios como Respeto por cada individuo y Liderazgo con humildad se manifiestan en TI a través de prácticas como post-mortems sin culpas (blameless post-mortems) ante incidentes y una estructura horizontal donde las ideas de los desarrolladores y operadores son escuchadas. Expertos de la industria señalan que DevOps exitoso es aquel que construye un ambiente de confianza, respeto, experimentación y aprendizaje continuo. En este sentido, empezar una transformación Lean IT poniendo énfasis en el respeto a las personas y el flujo de trabajo garantiza avanzar en la dirección correscta.

  • Enfoque en procesos y flujo de trabajo en TI: En desarrollo de software y servicios de TI, centrarse en el proceso es vital para mejorar velocidad y calidad. Aplicando Shingo, las áreas de TI mapean sus flujos de valor, desde la concepción de una funcionalidad hasta su entrega en producción, para identificar cuellos de botella, pasos manuales propensos a error, y otras fuentes de desperdicio como esperas entre equipos, retrabajos por requerimientos poco claros, etc.

    El Principio de Flujo y pull se refleja en prácticas ágiles: por ejemplo, integración y despliegue continuo (CI/CD) buscan flujo constante de código en pequeñas iteraciones, “jaladas” por necesidades reales del negocio en lugar de grandes lanzamientos empujados esporádicamente. También se evita acumular un backlog gigantesco (sobreproducción de requerimientos) y en su lugar se trabaja en lo prioritario para el cliente. Empresas de tecnología de punta han adoptado esta mentalidad: Google, Amazon o Netflix ejemplifican el flujo continuo “push-button deployments” y capacidad de responder a demanda real, lo cual no es más que Lean aplicado a IT con el principio de flujo en acción.

    El Modelo Shingo refuerza esas prácticas al recordar que el objetivo no es la herramienta (por ej. Jenkins, Docker, etc.) sino el porqué: entregar valor sin desperdicios al cliente final.

  • Calidad en la fuente en desarrollo de software: “Garantizar calidad en origen” en TI significa incorporar la calidad durante todo el ciclo de desarrollo, no solo al final. Bajo la luz del Modelo Shingo, los equipos de desarrollo adoptan prácticas como Test-Driven Development (TDD), pruebas automatizadas en la integración continua, code reviews estrictos y análisis estático de código. Estas prácticas aseguran que los defectos se detecten donde se introducen (en el código mismo) y se corrijan de inmediato, en lugar de encontrarlos meses después en producción. Además, se fomenta una cultura donde cualquier miembro del equipo puede (y debe) “parar la línea”, es decir, detener una implementación si detecta un error crítico, hasta que se solucione, tal como Andon en manufactura.

  • Pensamiento científico y DevOps: El Principio 4 (pensamiento científico) encaja perfectamente con la filosofía DevOps de “Experimenta, aprende, mejora”. En TI, esto se ve en la práctica de realizar pruebas A/B, implementar features toggles para experimentar con funcionalidades en producción controladamente, o en general adoptar un ciclo de mejora tipo OODA (Observar-Orientar-Decidir-Actuar) o PDCA en proyectos.

    Las retrospectivas ágiles después de cada sprint también son expresión del pensamiento científico (analizar qué funcionó, qué no, e implementar mejoras en el siguiente ciclo). Así, la mejora continua se integra en el ADN del desarrollo de software, tal como Shingo lo prescribe para cualquier proceso.

  • Constancia de propósito y pensar sistémicamente en IT: En entornos de TI, a menudo existe la desconexión entre los equipos de desarrollo (que crean software) y los objetivos del negocio o las necesidades reales del usuario. Aplicando “crear constancia de propósito”, las organizaciones TI comunican claramente la visión y objetivos de negocio a los equipos técnicos. Métodos como OKR (Objectives and Key Results) se utilizan para alinear lo que hacen los desarrolladores con la estrategia empresarial. Pensar sistémicamente en TI es crucial para romper silos: se derriban muros entre Desarrollo, Operaciones, Seguridad, QA, etc., en favor de equipos multifuncionales DevOps que asumen responsabilidad compartida por el producto de principio a fin. Esto elimina la mentalidad de “mi parte del código funciona, el problema es de otro departamento” y la sustituye por una visión de sistema completo donde todos optimizan el flujo end-to-end. Como resultado, las empresas de TI obtienen entregas más fiables y rápidas, ya que las decisiones se toman considerando todo el ecosistema (infraestructura, usuarios, impactos en otras aplicaciones, etc.).

    Mike Orzen, pionero de Lean IT, destaca que el Modelo Shingo provee una secuencia lógica para el cambio en TI, ayudando a plantear preguntas clave: “¿Cómo lucen los comportamientos ideales en DevOps? ¿Qué creencias y sistemas actuales influyen en el comportamiento y qué debe cambiar? ¿Qué principios Lean pueden clarificar nuestra visión de esos comportamientos ideales?”. De esta forma, los principios Shingo guían a las organizaciones de TI en su transformación hacia la agilidad y la mejora continua.

  • Resultados en Lean IT: Al aplicar el Modelo Shingo en TI, los beneficios son muy evidentes. Se logran ciclos de entrega más cortos, deploys frecuentes, incluso múltiples por día, frente a despliegues lentos antes, mejora de la calidad del servicio, menos incidentes en producción, mayor estabilidad de sistemas, gracias a calidad incorporada y aprendizaje de errores, mayor alineación con el valor del cliente con una priorización efectiva de backlog según impacto cliente, eliminando funcionalidades “por si acaso”, y equipos más felices y productivos al trabajar en una cultura de confianza donde pueden dar lo mejor de sí.

Adoptar el Modelo Shingo en TI ayuda a asegurar que la transformación digital de una organización esté cimentada en los comportamientos correctos. Como resultado, las empresas de TI pueden lograr soluciones de mayor calidad, entregadas en menos tiempo y a menor costo, con equipos más saludables y comprometidos, exactamente los resultados que cabría esperar de la excelencia operacional aplicada al mundo de la tecnología.

En un entorno VUCA O BANI donde el cambio es la norma, los principios actúan como verdades universales que guían la toma de decisiones y la cultura, asegurando que el progreso tecnológico vaya de la mano con la mejora continua y la satisfacción del cliente.